Zaragoza, 4 de octubre de 2017,
Una gota
cayendo, la complejidad de lo aparentemente simple. El asombroso juego de la fuerza gravitacional
y la tensión superficial del líquido.
Y en un suspiro ya no es gota, solo agua.
La cámara congela instantes que pasan desapercibidos
para el ojo humano, en milésimas de segundo. Y ante nosotros esculpe formas
cristalinas, sinuosas, nunca iguales, y tan efímeras como un simple parpadeo.
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